Viajar al extranjero es una experiencia que ofrece innumerables atractivos, entre ellos, la posibilidad de descubrir nuevos sabores a través de recetas típicas propias de la gastronomía local. La cuestión puede complicarse, notablemente, si tienes algún tipo de alergia alimentaria. En estos casos, encontrar dónde comer será todo un reto.
Y no es que pensemos únicamente en sortear las amenazas que puede suponer comer en un restaurante, sino más bien, lo que implica buscar sitios para comer o comprar alimentos cuando hay que sumar a las barreras idiomáticas o las particulares condiciones de higiene de según qué destinos, el hecho de tener una intolerancia alimentaria o una alergia a algún producto determinado.
Sin embargo, quedarse en casa no es una opción. Ser celíaco, tener intolerancia a la lactosa o alergia al huevo, por citar algunas de las situaciones más comunes, no tiene por qué poner límites a tu alma viajera y es que, tomando ciertas precauciones, puedes vivir una experiencia tan reconfortante y singular como cualquier otro viajero.
Eso sí, si no quieres que un dolor de estómago, una intoxicación alimentaria o una reacción alérgica severa arruinen el placer de comer en el extranjero si eres alérgico, toma nota de estos consejos tan básicos como efectivos.
La alimentación es algo fundamental en cualquier viaje, ya sea en suelo patrio o en el extranjero. Hacerlo en destinos internacionales no tiene por qué suponer mayor estrés si eres alérgico sobre todo, si antes de elegir dónde comer, conoces la oferta del lugar en cuestión. ¿Te seducen la idea de comer en un restaurante vegano o prefieres no arriesgar y optar por una carta que incluya recetas sin gluten?
Buscar en internet tiendas de alimentación o restaurantes especializados antes de poner rumbo a tu destino y confeccionar una lista de posibles sitios para comer, limitará las posibilidades de sufrir una intoxicación alimentaria.
Aunque elegir dónde comer te ayudará a minimizar los riesgos, no está de más que, antes de acudir al restaurante o local en cuestión, contactes con ellos. Coméntales por el medio de comunicación que prefieras cuál es tu alergia alimentaria o intolerancia y solicita toda la información que necesites para disfrutar de los placeres culinarios que te ofrecen sin temer un dolor de estómago posterior o algo aún más grave.
Puestos a prevenir, tampoco está de más que, en tus viajes al extranjero sepas exactamente cómo se dice tu alergia en el idioma local o lleves escritos los alimentos que forman parte de tu selecta intolerancia alimentaria.
¿Temes la contaminación cruzada? ¿Eres celíaco? ¿Tienes una alergia alimentaria a los frutos secos? ¿Intolerancia a la lactosa? Si tienes claros cuáles son los alimentos que pueden provocarte problemas de estómago o cosas peores, no tiene sentido correr riesgos. Aunque parece lógico pensar que a ningún alérgico al marisco se le ocurriría ir a cenar a una marisquería, no está de más recordarlo.
Salvo que la lista sea demasiado amplia como para sortearla simplemente evitando un tipo concreto de locales o comidas, no te la juegues. Una reacción alérgica severa como consecuencia de una temeridad puede arruinar tus vacaciones. ¿Estás dispuesto a poner a prueba la asistencia sanitaria de tu destino? Mejor no tentar a la suerte.
Contribuir a la economía local es una manera de practicar el turismo sostenible pero en lo tocante a elegir dónde comer, si el sitio en cuestión no te inspira confianza ni garantía alguna de ser un escenario capaz de ofrecer comida para alérgicos, tal vez haya llegado el momento de llevar tu propia comida.
Nada de street food ni buffet libre, no alergia que no pueda prevenirse con un buen tupper do it yourself.
La última de las recomendaciones, aunque no por ello la menos importante, tiene que ver con cómo actuar en caso de que tu intolerancia alimentaria se manifieste en plenas vacaciones. Tener un plan de cuidado de la alergia, esto es, una especia de hoja de ruta para saber cómo actuar en caso de emergencia en el que recojas desde la identificación de los síntomas a la medicación o los primeros auxilios que puedes necesitar si la cosa se pone fea.
Tener a mano la medicación con la que contrarrestar una reacción alérgica, ya sea adrenalina, antihistamínicos, inhaladores o pomadas es algo que tampoco debes olvidar. Tampoco debes olvidarte de contratar un buen seguro de viaje antes de emprender el rumbo a tu destino: los buenos médicos en el extranjero no son baratos. Más vale prevenir...