Cómo preparar tu vivienda para alquiler

Atrae nuevos inquilinos preparando tu piso o casa en alquiler para que sea la elegida y tenlo todo bien atado en el contrato para protegerte ante sorpresas inesperadas. Te contamos todo lo que debes tener en cuenta, desde mantenimiento básico y pequeñas reparaciones que puedes hacer en la vivienda, hasta cuándo es recomendable hacer reformas. Además, te damos consejos sobre las cláusulas que debe incluir tu contrato de alquiler y cómo gestionar impagos para que todo esté bajo control y puedas resolver cualquier situación lo antes posible.
Un piso o una casa bonita y bien cuidada, con un precio de alquiler adecuado, atraerá a nuevos inquilinos. Muchas veces, solo con hacer pequeñas mejoras y reparaciones puedes darle un nuevo aire a la vivienda en poco tiempo y con poco presupuesto. Este cuidado por el detalle transmitirá mayor confianza a los inquilinos y seguramente acelerará el proceso de alquiler.
Pintar las paredes es una de las formas más simples de mejorar la apariencia del piso o la casa que vayas a alquilar. Elegir colores claros y neutros hará que la vivienda se vea con más luz, así como una sensación de más espacio. Estos colores harán que personalizar el piso sea más fácil para los futuros inquilinos. Recuerda prestar atención a los techos, sobre todo en la cocina y el baño, suelen estar más desgastados por la humedad y los vapores.
Es normal que los grifos se oxiden o goteen con el paso del tiempo, también que se obstruyan los desagües. Con mantenimiento regular puedes tenerlos en perfecto estado. Antes de empezar con las visitas, asegúrate de que todos los grifos funcionen bien y de que no haya fugas en las tuberías. Siempre puedes hacer una pequeña inversión en fontanería poniendo otros grifos y dejar como nueva la vivienda.
Hoy en día, es fácil encontrar electrodomésticos de calidad a buen precio. Puedes incluir en el alquiler electrodomésticos básicos, como una nevera, una lavadora y un microondas. Estos deben estar limpios, en buen estado y funcionar correctamente desde el primer día para generar confianza y que los inquilinos puedan mudarse de inmediato.
Si decides alquilar tu vivienda amueblada, es importante que todos los muebles estén en buen estado y limpios. Puedes utilizar muebles antiguos, aunque recomendamos que la decoración de la vivienda en alquiler sea coherente para que el espacio se vea acogedor. Evita llenar las habitaciones del piso o la casa con demasiados muebles; si tienes que comprar nuevos, intenta buscar diseños minimalistas con tonos neutros y líneas sencillas. Estos muebles darán una sensación de amplitud y margen a los inquilinos para decorar la vivienda como más les guste.
Aunque en la mayoría de los casos bastaría con hacer pequeñas reparaciones, hay viviendas en las que es mejor optar por una reforma. Las zonas que suelen necesitar más atención son el baño y la cocina, son lo primero que miran los posibles inquilinos en las fotografías de los anuncios. Estos espacios delatan la antigüedad del piso. Al reformar estas zonas, puedes darle un aire completamente nuevo a tu piso o casa.
Un baño con sanitarios nuevos y en buen estado pueden hacer que los inquilinos se interesen en reservar rápidamente tu vivienda en alquiler. Si el baño se ve algo desgastado o anticuado, puedes renovar pequeños detalles o hacer una reforma completa. Por ejemplo, puedes cambiar los azulejos o instalar una mampara en lugar de usar una cortina de ducha. Estas mejoras cambiarán la apariencia de la habitación y te darán opción a aumentar la renta del alquiler.
Al igual que el baño, la cocina es otro lugar clave en la decisión de los inquilinos. Ofrecer una cocina funcional y agradable a la vista hace que el piso o la casa se vea más cómoda y preparada para usar. Puedes renovar los muebles, cambiar los azulejos y los electrodomésticos para asegurar que esté bien equipada. Con una cocina limpia, luminosa y bien equipada, es posible que tu vivienda se alquile mucho más rápido.

Si la vivienda que quieres alquilar está algo deteriorada o es muy antigua, puede ser buena idea hacer una reforma integral para ponerla al día y que se ajuste a las expectativas de los inquilinos. Aunque la inversión inicial es alta, resulta rentable a largo plazo: aumentará el valor del alquiler y hará que los inquilinos estén dispuestos a quedarse más tiempo.

 

Una vez que tu vivienda esté lista para alquilar, llega el momento de redactar el contrato de alquiler. El documento ha de contar con todas las cláusulas necesarias para proteger tus intereses y para que circunstancias imprevistas se puedan resolver enseguida. Dada su importancia, recomendamos contar con un abogado que revise y redacte el contrato para asegurar que esté todo en orden. En definitiva, intenta  reducir el riesgo del contrato.
El contrato debe indicar claramente cuánto tiempo durará el alquiler, ya sea por unos meses o varios años, así como las condiciones para renovarlo o cancelarlo. Podéis extenderlo por un periodo específico automáticamente o renegociar las condiciones. En cualquiera de los casos, ambas partes sabréis qué esperar al final del acuerdo y podréis evitar malentendidos, siendo más fácil para ti y para los inquilinos planificar a futuro con suficiente tiempo.
El documento también ha de especificar el importe cuánto deberá pagar el inquilino cada mes, así como las fechas en las que se debe realizar el pago, por ejemplo, el primer o quinto día de cada mes. También hay que incluir la forma en que se realizarán los pagos, como a través de transferencia bancaria o domiciliación. De esta manera, es más fácil controlar los plazos y asegurar que sean puntuale
Como medida de protección para ambas partes, el contrato de alquiler debe detallar las condiciones relacionadas con la fianza que el inquilino deberá entregar para formalizar el acuerdo. Esto incluye la cantidad exacta y el proceso para devolverla al final del periodo de alquiler. Se ha de especificar si se descontarán posibles daños en la vivienda o si se usarán para cubrir deudas pendientes, como facturas de suministros.
Es importante que tanto tú como el inquilino estéis al tanto de vuestras responsabilidades con el otro y que estas queden bien especificadas en el documento de alquiler antes de la firma. Por ejemplo, se debe aclarar quién se encargará de realizar pequeñas reparaciones, como cambiar bombillas o arreglar grifos, persianas o interruptores. También es importante dejar claro quién debe asumir la sustitución de electrodomésticos y muebles incluidos en el alquiler si dejan de funcionar o se rompen.
El impago es una circunstancia que se puede dar al alquilar una vivienda, por lo que es clave estar protegido y hacer todo lo posible para evitarlo. Lo primero es intentar elegir inquilinos responsables y solventes, que cuiden de tu vivienda y puedan verificar su posición económica antes de la firma del contrato. Puedes pedir copias de sus últimas nóminas o contratos de trabajo para confirmar que pueden hacerse cargo del alquiler.
Una alternativa con la que protegerte ante la posibilidad de que el inquilino deje de pagar es contratando un seguro de impago de alquiler. Este tipo de póliza te dará la tranquilidad de recibir la renta aunque el inquilino se niegue, así como reparar daños causados por actos de vandalismo. También podrás contar con ayuda para la redacción y la revisión del contrato de alquiler de la vivienda y asesoramiento jurídico durante el alquiler.
Si el inquilino deja de pagar, es importante actuar rápidamente siguiendo los pasos que recomienden tus asesores legales o la compañía con la que tienes contratado el seguro de impago de alquiler. Lo primero suele ser enviar una notificación formal al inquilino solicitando que pague la renta atrasada. Si después de esto no se soluciona, deberás considerar otras opciones legales, ya sea intentar resolver la situación mediante mediación o, en casos más graves, iniciar un proceso legal para recuperar la vivienda.
En resumen, preparar tu vivienda antes de alquilarla es fácil, solo necesitarás algo de tiempo e inversión para que todo esté en orden y puedas atraer a nuevos inquilinos. Cada detalle es importante para hacer que el piso o la casa muestre su mejor cara y obtener una buena rentabilidad, desde pintar las paredes y renovar los grifos hasta reformas más grandes en habitaciones clave como el baño o la cocina.
También es importante que el contrato de alquiler esté bien redactado, con todo lo necesario para que ambas partes estéis protegidas y sepáis cuáles son vuestras responsabilidades, así evitarás situaciones incómodas durante el tiempo que dure el alquiler. Puedes tomar medidas adicionales para protegerte, como contratar un seguro de impago de alquiler, pero es esencial que cuentes con el asesoramiento legal para garantizar que todo esté en orden.
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